Respiración legítima

Tal vez, la forma en que respiramos, es la expresión más clara de como nos encontramos a todos los niveles.

Respirar viene del latín spirare y espíritu viene de spiritus. En griego, psique significa tanto aliento como alma. Podemos pensar que nuestro aliento es la expresión de nuestro espíritu.

La respiración es la única función fisiológica del Sistema Nervioso Autónomo que, además de ser involuntaria y mecánica, puede también ser controlada conscientemente.

La manera en que respiramos modifica las ondas de nuestro cerebro, pudiendo pasar de un estado de consciencia a otro alterando la respiración.

La respiración puede llevarnos a los infiernos o a los cielos, traer a flote emociones guardadas o esconderlas.

Cuando la respiración es libre, espontanea y plena nos sentimos felices y en paz.

Cuando bloqueamos o alteramos la expresión libre de nuestra respiración con la intención de evitar que alguna experiencia desagradable empape nuestra consciencia, comienza el ciclo del sufrimiento humano.

¿Por qué no conseguimos aceptar lo que sentimos y nos entregamos a la experiencia sin luchar contra ella, dejando que nuestro organismo reaccione  y se exprese como necesita?

Parece que aquello que creemos ser, ese yo individual que se apropia de las experiencias y habla en primera persona tiene un espacio reducido y condicionado en su limitada consciencia.

El espacio reducido que nos ofrece nuestro enjuto Ego, identidad condicionada, auto-imagen o como lo queramos llamar, no es capaz de albergar muchas de las emociones negativas que surgen, ni siquiera las permite dejar pasar, de modo que las reprime, expulsándolas de su consciencia.

Tardé muchos años en entender una frase de Freud que decía algo así como “cuidado con intentar ser mejor de lo que eres”. Al principio me resultó una afirmación muy inadecuada para quien esta pensando en la evolución y la cura.

Mas tarde, entendí, en parte, gracias a Moshe Feldenkrais, que para mejorar cualquier conducta, para mejorar cualquier aspecto de nosotros mismos el esfuerzo o la fuerza de voluntad por si sola no resuelve nada, ni mejora nada, puede incluso traernos más perjuicios que beneficios. Para mejorar no se trata de aumentar los esfuerzos, sino de aumentar la consciencia. No es en absoluto eficiente empeñarnos en expulsar de nuestra vida todo lo que amenaza el ideal de nosotros mismos para acceder a nuestras virtudes.

De hecho cuando rechazamos o negamos emociones negativas que surgen dentro de nosotros, como por ejemplo, la envidia, el odio, la rabia, la ira, etc., nos volvemos manipuladores y crueles con nosotros mismos primero y después con los demás. Podemos incluso creernos muy buenos y beatos mientras satanizamos el mundo y las personas que nos rodean.  Al interrumpir la espontanea y honesta expresión de las emociones empiezan los desequilibrios psicológicos y  fisiológicos.

El mundo de las tinieblas esta formado por aspectos rechazados y oscurecidos de nuestra consciencia. Aquellos aspectos que en nuestra limitada auto-imagen no encajan, o no caben, mas allá de ser éstos, virtuosos o despreciables. Para iluminar la mirada sobre el mundo es necesario abrir las manos, soltar el diafragma, la mandíbula y respirar libremente... Es decir, es preciso soltar el control, soltar el miedo a SER sin condiciones.

Ay, ay, ay...muy complicado esto para nuestra mente.

Bien, olvidémonos, pues, por un momento de esta fabrica de condicionamientos que es nuestra mente... y volvamos directamente a la llave que abre y cierra nuestro inconsciente, esa maravillosa función autónoma que puede llenarnos de vida en cada inspiración y puede purificarnos en cada expiración.

Si te pregunto ahora, como sientes tu respiración, si la sientes libre, plena, si la sientes placentera, que responderías?

 La inmensa mayoría de los adultos respiran para sobrevivir pero no para VIVIR con mayúsculas. Existe una “respiración adulterada” que nos roba la vitalidad y la alegría de vivir a cambio del control o mejor dicho, de la ilusión del control.

Cuando respiramos de manera fluida, profunda y expansiva, los contenidos emocionales y las sensaciones toman todo nuestro cuerpo y se hacen mas intensos, es decir se vuelven más perceptibles. Si cerramos nuestro cuerpo bloqueando la respiración perderemos la oportunidad de liberar emociones y purificarnos químicamente.

El problema es que muchas veces no estamos, o no nos sentimos preparados para abrazar lo que surge espontáneamente y lo rechazamos.

Existen técnicas respiratorias que ayudan a emerger contenidos ocultos, técnicas que ayudan a integrarlas y técnicas que ayudan a liberarlas.

Hoy quiero proponer un ejercicio que puede ayudar en el proceso de abrir cada vez más espacio dentro de cada uno, para que podamos aceptar y soltar lo que necesitemos. Antes de entrar con técnicas para provocar un determinado efecto, considero necesario, aprender a escucharse sin pretensiones, sin intervenciones, abriendo espacio para lo que ES.

A este ejercicio le he llamado La Respiración Transparente:

- Busca un lugar tranquilo, donde te puedas relajar . Puedes realizar el ejercicio sentado con la columna alineada, pero para comenzar puede ser mas sencillo si lo haces tumbado.

- Pon una mano en tu vientre y la otra en el pecho.

- Observa como el aire entra y sale, solo eso, no intentes modificar nada, ni mantenerlo igual, simplemente siente tu respiración.

- Observa si es placentero, si es angustioso, si sientes fatiga o te sientes lleno de vitalidad.

- Observa si el aire recorre tu cuerpo pausadamente o de forma agitada, si tu abdomen se expande, si se expande tu pecho, si se expanden las costillas hacia los lados. Observa si existe mas movimiento en una región de tu cuerpo.

- Percibe si hay bloqueos, espacios comprimidos, interrupciones y observa como a medida que vas sintiendo y abriéndote a las sensaciones que emergen, estas se van transformando.

Realiza este sencillo ejercicio de escucha unos minutos todos los días y observa como se va abriendo tu potencial de auto-consciencia y poco a poco recuperas la inmensa energía que perdías al reprimir la manifestación espontanea de las emociones.

SIRAH BADIOLA