Las personas son felices cuando hacen aquello que les gusta y está alineado con sus deseos más profundos. Por el contrario, se sienten mal, cuando se ven obligadas a realizar aquello que no les gusta o va en contra de sus principios.
Así, toda persona tiene una serie de criterios de valoración que denominamos VALORES, y por lo cuales rigen sus acciones, para permitirles sentirse bien, como por ejemplo, amor, gratitud, sinceridad, fidelidad, etc…
Si una persona valora la sinceridad, no se sentirá bien, no siéndolo, solo se sentirá bien consigo mismo, cuando es sincero. Si por algún motivo, tuviera que ser no sincera, acabará sintiéndose frustrada o quizás, se plantee, romper la relación.
Así pues, nuestros valores están relacionados con estados internos que nos alejan o acercan a lo que nos provoca sentirnos bien. Y además, los valores, nos hacen sentir dolor o placer, que son estados internos a los que estamos profundamente relacionados.
Conocer nuestra brújula interna es un trabajo al que hay que dedicarle tiempo y atención, pues de ello depende nuestro bienestar personal y social.
Es un trabajo que nos va permitir conectar con nuestra esencia, para evitar en la medida de lo posible, cualquier conflicto interno. Porque conocer los valores, nos va a permitir disponer de criterios aplicables a cualquier situación para conocer el PARA QUÉ, hacemos lo que hacemos.
Además, será necesario resolver ciertas situaciones de conflictos de valores, para saber qué valor es el más importante y así caminar hacia el futuro de manera segura.
Los valores nos llevan a vivir en LIBERTAD y COHERENCIA. Y digo yo, una persona que vive bajo este paraguas de la libertad y coherencia, acaso no ha encontrado la fórmula del éxito?
Vivir en incongruencia porque no se tiene clara la escala de valores, es exponerse a vivir en conflicto , en estados de dudas o indecisión y… a sentirse mal continuamente, porque no te identificas con la forma de vivir que estás llevando y porque no está viviendo desde la plenitud.
¡¡Conoce tu brújula interna!!