A veces, por no decir siempre, nos hallamos en el dilema diario,
Nos preguntamos si lo que estamos haciendo va a conducirnos a algo bueno,
O si todo esfuerzo será en vano
Siempre las palabras “posible” e “imposible” se cruzan, y hasta probable se desdibuja acabando convirtiéndose en “improbable”
Lo cierto, es que nos debilita y nos descubre nuestras pesadillas diurnas
Las ganas se atrasan, y el espíritu se encoge
Pero, para ganar la partida a la mente, hay que tomar aire, y desligarse de las preocupaciones.
Existen muchas técnicas de relajación, pero lo más importante es comenzar a hacer algo al respecto. Actuar
Y hasta incluso ser proactivos ante un problema que ya se aproxima.
Vaciar lo que hay en el interior de nuestra nuez, sin tenazas para abrirla, desde luego es imposible
Pero, si cogemos un lápiz, bolígrafo, o incluso temperas, para traspasar esa carcasa, y trasladar lo que hay dentro hacia fuera, y como prueba de su existencia, es muy “probable” y “posible” que nos ayude a descargarnos.
Podemos y debemos, desechar de nuestro vocabulario “imposible” e “improbable”, quitando el prefijo antónimo de la palabra raíz.
1, 2, 3 …. ¡Esfúmate, -im!
Y concentra todo lo positivo que hay en el interior: escríbelo, dibújalo, créalo, hornéalo, juega…..e incluso baila
De este modo es “posible” y “probable” que veas el otro rostro, amable, del problema, que quiere agradecerte y devolverte el favor a tu tiempo y atención invertidos. Y hasta tengas una nueva (y gran) lección para caminar por tu Vida.
Y así….algún instante, sólo tendrás preferencia por “siempre es posible y probable”