El nadador canario Enhamed, considerado el mejor nadador paralímpico del mundo mantiene que la motivación está sobreestimada y que lo importante es el compromiso. Un compromiso es una obligación contraída. Para que el coaching funcione necesitas motivación e implicación, pero sobre todo necesitas comprometerte contigo a un nivel máximo y aprender así a ser la persona que quieres ser.
En estos años ejerciendo como coach he comprobado la diferencia entre personas implicadas y personas comprometidas consigo mismas. Implicación y compromiso suenan a cosas parecidas pero no llevan al mismo lugar. En un tortilla de jamón ¿quién se implica y quién se compromete?, La gallina se implica poniendo los huevos y participando en el proceso pero no se compromete. El cerdo pierde la vida para entregar su jamón: su compromiso es el 100%. Sólo los cerdos (las personas comprometidas al 100%) son “coacheables”.La motivación, sin dudarlo, también es fundamental ya que es hermana gemela de la ilusión. La ilusión, además de ser una palabra preciosa, es indispensable para alcanzar metas porque la necesitamos como un coche necesita la gasolina. Ambas nos mantienen la mente en el futuro y nos permite sostener una actitud ganadora. Así como lo hacen los deportistas, nosotros utilizamos, entre otras herramientas, las visualizaciones para mantener esa actitud. En mi mente recreo el escenario al que quiero llegar, lo llaman “voy de donde vengo”, me veo y me siento con el objetivo cumplido, buscando alimentar la ilusión y la motivación.
Así que si quieres emprender el famoso camino del cambio, con coach o sin coach, te animo a que valores tus niveles de compromiso, de motivación y tu actitud ganadora. Pero antes de todo eso tienes que creer que puedes conseguir todo lo que te mereces en la vida y es que, recordando de nuevo a Enhamed, “la mayor discapacidad es no creer en nosotros mismos”. Todos podemos llegar a ser lo que queramos con compromiso, esfuerzo y trabajo. Creer en ti no es una frase hecha, creer en ti te lleva a la excelencia personal, ya que si crees que puedes tienes razón y si crees que no puedes, también tienes razón.