¿Cuántas veces a lo largo del día juzgamos sin darnos cuenta? ¿Por qué no podemos parar de juzgar? ¿Por qué estamos todo el rato poniendo etiquetas y muchas veces esta emoción que sentimos tiene una energía negativa?
Un juicio es una creencia de valor que tenemos sobre alguien o sobre algo, y es esta creencia quien nos está limitando. Es verdad que a corto plazo la creencia nos puede aportar cosas como bienestar, seguridad, tranquilidad,… pero a medio largo plazo todo lo positivo que podamos obtener en un principio se convertirá en negativo con el paso del tiempo. Por ejemplo, si juzgamos a un compañero y pensamos que lo ha hecho mal y que recaerá sobre él la culpa, más adelante esa situación se puede transformar en contra nuestra y perjudicarnos de alguna manera por una causa derivada de la primera situación.
Es por eso, que debemos cambiar el juicio por la opinión. En un principio pueden parecer lo mismo, pero la opinión queda abierto al diálogo, y cualquier acción que nos puede llegar siempre será también en forma de opinión. Es decir, cuando juzgamos nos sienta muy mal que alguien nos pueda llevar la contraría porque pensamos que la verdad absoluta la tenemos nosotros Entonces, entraremos en un ciclo que no pararemos de juzgar y sentirnos mal. Con la opinión en cambio, queda abierta la opción de haber más de una opinión y ser todas igualmente válidas.
¡Cambiemos el juicio por la opinión!
Soy Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, e Ingeniero Técnico en Informática de Gestión. Acostumbrado a desempeñar distintas funciones dentro de la empresa y a tratar con todo tipo de perfiles, multidisciplinar y facilitador en equipos de trabajo. Me volví a ilusionar cuándo descubrí que el Coaching reunía una cierta filosofía de hacer las cosas que hasta entonces sólo lo creía y no sabía cómo poner en práctica ni materializar. Es por eso que me formé como Coach en IEC y ahora soy Coach Socio Profesional en BCF (Basque Coaching Factory). Si hay acción, hay éxito y aprendizaje.